CON ENORME TRISTEZA Y PROFUNDA PREOCUPACIÓN TENGO QUE RECONOCER QUE EL MUNDO ACTUAL ES BABILONIA, LA GRAN PROSTITUTA, QUE APARECE EN EL CAPÍTULO 17 DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS, ESCRITO POR SAN JUAN APÓSTOL Y EVANGELISTA. SI EN ESTE MOMENTO LA HUMANIDAD ESTÁ VIVIENDO EL CAPÍTULO 17 DEL APOCALIPSIS, MUY PRONTO ESTE MUNDO SERÁ TESTIGO DE LA PROFECÍA DESCRITA EN EL CAPÍTULO 18 DEL APOCALIPSIS, LA CUAL CORRESPONDE AL ESPANTOSO Y HORRIBLE DÍA DE LA IRA DE DIOS. SEGÚN LAS SAGRADAS ESCRITURAS, EL DÍA DE LA IRA DE DIOS LLEGARÁ EN MEDIO DE UN TERRIBLE GUERRA MUNDIAL; QUE SERÁ, SIN NINGUNA DUDA, LA TERCERA GUERRA MUNDIAL. DESPUÉS DEL DÍA DE LA IRA DE DIOS SERÁN MUY POCOS LOS QUE VUELVAN A VER LA LUZ DEL SOL, EN CONSECUENCIA HAY QUE ESTAR PREPARADO ESPIRITUALMENTE, Y DESDE YA MISMO, PARA LA MUERTE. POR ESO Y ANTES DE LEER EL RESTO DEL CONTENIDO DE LA PRESENTE PÁGINA WEB, ES DE CARÁCTER URGENTE QUE TODA PERSONA LEA HASTA LA ÚLTIMA LETRA Y PROMOCIONE, CON EL MAYOR NÚMERO DE PERSONAS QUE SEA POSIBLE, LA LECTURA COMPLETA DE LA PÁGINA WEB, CUYA DIRECCIÓN SE MUESTRA A CONTINUACIÓN. TODO LO ANTERIOR PARA QUE EL MAYOR NÚMERO DE PERSONAS POSIBLE EVITE TERMINAR POR FÍSICA IGNORANCIA EN EL INFIERNO, DONDE EL GUSANO NO MUERE Y EL FUEGO NO SE APAGA. ESTA PÁGINA WEB, QUE ES MUY URGENTE QUE ABSOLUTAMENTE TODOS LA LEAN Y LA PROMUEVAN CON EL MAYOR NÚMERO DE PERSONAS POSIBLE, PRESENTA UN CONTENIDO MUY CATÓLICO Y UNA INTERPRETACIÓN, SENCILLAMENTE, EXTRAORDINARIA Y MUCHO MÁS EXACTA, CON RELACIÓN A MUCHOS PASAJES DEL LIBRO DEL APOCALIPSIS, CUANDO SE REALIZA UNA COMPARACIÓN FRENTE A MI INTERPRETACIÓN PERSONAL DEL APOCALIPSIS. LA DIRECCIÓN DE ESTA EXTRAORDINARIA Y SUPERCATÓLICA PÁGINA WEB, QUE DEBE SER LEÍDA POR TODOS, ANTES QUE CUALQUIER OTRO DOCUMENTO, ES...



EL APOCALIPSIS Y LAS PROFECÍAS DEL FIN DEL MUNDO

LOS MIL AÑOS Y EL ÚLTIMO JUICIO

INTERPRETACIÓN  CAPÍTULO XX


“Después un ángel bajó del cielo llevando en la mano la llave del abismo y además una enorme cadena. Agarró al monstruo, la serpiente antigua, o sea, Satanás, el diablo, y lo encadenó por mil años. Lo arrojó al abismo, y cerró su entrada con llave, y la aseguró con candados, para que en adelante ya no engañara a las naciones hasta que pasen los mil años. Luego será dejado en libertad por un poco de tiempo. Después había tronos y quienes se sentaron en ellos con poder de juzgar. Vi entonces las almas de aquellos a quienes les cortaron la cabeza por haber sostenido las enseñanzas de Jesús y a causa de la palabra de Dios. Vi a todos los que se negaron a adorar a la bestia o su imagen, o a recibir su marca en la frente o en la mano. Volvieron a vivir y reinaron mil años con Cristo. Esta es la primera resurrección. Los demás muertos no volvieron a vivir antes del término de los mil años. Feliz y santo el que participa en la primera resurrección; contra éstos la segunda muerte no tiene ningún poder y, lo que es más, serán sacerdotes de Dios y de Cristo y con él reinarán mil años. Y cuando se cumplan los mil años Satanás será liberado de su prisión, saliendo a engañar a las naciones de los cuatro extremos de la tierra, a Gog y Magog. Los juntará para la guerra y su número será tan grande como las arenas de la orilla del mar. Invadieron el país y cercaron el campamento de los santos, la ciudad muy amada. En ese momento, bajó el fuego del cielo y los devoró. Entonces el diablo, el seductor, fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde ya estaban la bestia y el falso profeta. Su tormento durará día y noche por los siglos de los siglos. Después vi un trono espléndido, muy grande, y al que se sentaba en él, cuyo aspecto hizo desaparecer el cielo y la tierra sin dejar huellas. Los muertos, grandes y chicos, estaban de pie ante el trono. Se abrieron unos libros, y después otro más, el libro de la vida. Entonces los muertos fueron juzgados de acuerdo con lo que está escrito en los libros, es decir, cada uno según sus obras. El mar devolvió los muertos que guardaba, y lo mismo la muerte y el lugar de los muertos, y cada uno fue juzgado según sus obras. Entonces la muerte y el lugar de los muertos fueron arrojados al lago de fuego. En esto consiste la segunda muerte: el lago de fuego. Todos los que no se hallaron inscritos en el libro de la vida fueron arrojados al lago de fuego”

Dios habla de una forma sobrenatural. Para el Supremo Hacedor: El pasado, el presente y el futuro son una misma cosa. Para Dios la vida terrenal y la vida eterna están unidas, como unidas están la sal y el agua en el mar. Para el Señor del universo todos están vivos porque nuestro Dios es un Dios de vivos, no de muertos. El capítulo XX del Apocalipsis sirve todavía para muchos comentarios contradictorios y erróneos. Algunos piensan en un paraíso terrenal de mil años antes del Cielo. Eso sería ir en contra de todo el magisterio del nuevo testamento, en el cual se afirma que no existe un intermedio entre la vida presente y la definitiva. La exégesis, que se propone a continuación, no solamente confirma el patrimonio doctrinal de la Iglesia fundada por Cristo. La Iglesia que es: Una, santa, católica, apostólica y romana. Esta exégesis también enriquece el conocimiento que todo cristiano debería tener sobre el profetismo bíblico, anunciado desde el antiguo testamento.

La gran síntesis de la historia de la salvación es anunciada por San Juan en el capítulo XX. El principio y el final de la revelación divina son recogidos, al mismo tiempo, por el autor del Apocalipsis. Por eso, los dos textos, que vienen a continuación, aparecen en las primeras y en las últimas páginas de la Biblia.

“Al principio Dios creó el cielo y la tierra. La tierra estaba desierta y sin nada, y las tinieblas cubrían los abismos mientras el espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas. Dijo Dios: ‘Haya luz’, y hubo luz. Dios vio que la luz era buena y la separó de las tinieblas”
Génesis 1, 1 - 4

“Después un ángel bajó del cielo llevando en la mano la llave del abismo y además una enorme cadena. Agarró al monstruo, la serpiente antigua, o sea, Satanás, el diablo, y lo encadenó por mil años. Lo arrojó al abismo, y cerró su entrada con llave, y la aseguró con candados, para que en adelante ya no engañara a las naciones hasta que pasen los mil años”

El monstruo, la serpiente antigua, el diablo, o como lo quieras llamar, representa lo mismo. Según el libro del Génesis, antes de la creación del universo Dios creó a los ángeles: “Dijo Dios: ‘Haya luz’, y hubo luz”. Entre todos los ángeles del Cielo existía uno que era, especialmente, brillante y hermoso. Su nombre, Luzbel, que significa portador de luz. Dios llamó a Luzbel y le dijo: “En la consumación de los tiempos, Nosotros, la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo) hemos decidido que el Hijo se encarne en una mujer, cuando el Espíritu la cubra con su sombra, y sin dejar de ser Dios será verdadero hombre. El hombre Dios. Y como tal, tú y toda la corte celestial deberá servirle y adorarle”. Entonces, Luzbel, el más bello de todos los espíritus angélicos, se reveló contra Dios y en un acto de soberbia exclamó: "¡Non serviam!" que significa no le serviré. A Luzbel, el ángel rebelde, se le unió una parte de los ejércitos celestiales. La respuesta fue contundente: “Como justicia suprema” dijo el Señor: “Considero a Luzbel y a sus seguidores como enemigos de Dios y arderán eternamente en las llamas del infierno”. El arcángel San Miguel, como príncipe de la milicia celestial, fue el encargado de cumplir este designio divino. Precisamente, Miguel significa ¿Quién como Dios?. Así, el diablo y sus ángeles caídos fueron arrojados al infierno. De esta manera, Dios separó a los ángeles buenos de los ángeles caídos, como aparece escrito a continuación:

“Dios vio que la luz era buena y la separó de las tinieblas
Génesis 1, 4

"Hizo lo mismo con los ángeles que no conservaron su domicilio, sino que abandonaron el lugar que les correspondía: Dios los encerró en cárceles eternas, en el fondo de las tinieblas, hasta que llegue el gran día del juicio"
Carta de Judas 1, 6

"Te puse en el monte santo de Dios como un ángel protector, y andabas en medio de los espíritus de Dios. Eras perfecto en tus caminos desde el día en que fuiste creado, hasta que la maldad apareció en ti. Con el avance de tu comercio te llenaste de violencia y de pecados; y yo te arrojé del monte de Dios y te eché de entre los ángeles de Dios; el querubín protector te hizo perecer"
Ezequiel 28, 14 - 16

De acuerdo con la teoría del Big Bang, la edad del universo es de unos trece mil setecientos millones de años. De los trece mil setecientos millones de años, la historia del hombre sobre la Tierra solamente abarca los últimos diez mil años. El hombre es un recién llegado a la Tierra. Como ya se dijo, el diablo existe desde antes de la creación del universo. Después de haber sido expulsado del Cielo, el diablo fue encerrado en las profundidades del infierno hasta la aparición del hombre sobre la Tierra. Antes de la creación del hombre no había pecado, ni maldad. Con la llegada del hombre a la Tierra nace el libre albedrío y el pecado. El pecado es el mal uso de la libertad. La libertad es el mayor regalo que Dios ha entregado a hombres y mujeres de todos los tiempos. El pecado es obra del diablo y sus ángeles. De esta manera, los “mil años” se refieren a la enorme diferencia existente entre las edades del universo y la aparición de la raza humana sobre la Tierra. Los “mil años” designan la eternidad, durante la cual, Dios crea el universo sin haber creado aún al hombre. A lo largo de este tiempo, el diablo permanece encadenado en el abismo del infierno. Así es, porque así está escrito:

“Después un ángel bajó del cielo llevando en la mano la llave del abismo y además una enorme cadena. Agarró al monstruo, la serpiente antigua, o sea, Satanás, el diablo, y lo encadenó por mil años. Lo arrojó al abismo, y cerró su entrada con llave, y la aseguró con candados, para que en adelante ya no engañara a las naciones hasta que pasen los mil años

Antes de la creación del universo, Luzbel engañó a los antiguos ángeles caídos para que se revelaran contra Dios. Después de la creación del hombre, el diablo anda suelto como león rugiente buscando a quien devorar. El diablo sabe que le queda poco tiempo porque la permanencia del hombre sobre la Tierra es de apenas un instante comparada con la eternidad, como está escrito a continuación:

“Por eso, alégrense los cielos, y ustedes que viven en ellos. ¡Ay de ustedes, tierras y mares!, porque el diablo ha bajado a ustedes temblando de furor, al saber que sus días están contados
Apocalipsis 12, 12

“Sean sobrios y estén despiertos, porque su enemigo, el diablo, ronda como león rugiente, buscando a quien devorar”
I Pedro 5, 8

“Luego será dejado en libertad por un poco de tiempo… Y cuando se cumplan los mil años Satanás será liberado de su prisión, saliendo a engañar a las naciones de los cuatro extremos de la tierra”

Los obispos fieles a Nuestro Señor Jesucristo son los que poseen la plenitud del sacramento del orden. El obispo fiel es el que preside el gobierno de cada iglesia particular o diócesis. Cristo le entrega a sus apóstoles el poder para perdonar los pecados. Los sucesores de los apóstoles son los obispos fieles Cristo Jesús, Señor Nuestro, que han sido ordenados en la Iglesia que es: Una, santa, católica, apostólica y romana. Los obispos, fieles al magisterio de la Iglesia, tienen el poder de conferir a los presbíteros el permiso para administrar el perdón de los pecados, a través del sacramento de la confesión. El juez es el funcionario público que tiene la facultad de absolver o condenar a un acusado por concepto de un determinado delito. Los obispos fieles a Nuestro Señor Jesucristo son los jueces de Dios en la Tierra. La cátedra episcopal es el sillón sobre el cual se sienta el obispo fiel en cada catedral de cada diócesis, alrededor del mundo. El término “trono”, en el evangelio y en el libro del Apocalipsis, entre otras cosas, se refiere a la cátedra episcopal. Esta es la manera, en la cual, se cumple lo que está escrito:

“Dicho esto, sopló sobre ellos: ‘Reciban el Espíritu Santo: A quienes ustedes perdonen queden perdonados, y a quienes no libren de sus pecados, queden atados’ ”
San Juan 20, 22 - 23

“Jesús contestó: A ustedes, que me siguieron, les digo esto: En el día de la renovación, cuando el Hijo del Hombre se siente en su trono de gloria, ustedes también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel”
San Mateo 19, 28

“Después había tronos y quienes se sentaron en ellos con poder de juzgar

San Juan rinde un cálido homenaje a todos los mártires de todos los tiempos que ya hacen parte de la Iglesia triunfante en el Reino de los Cielos, cuando escribe:

“Vi entonces las almas de aquellos a quienes les cortaron la cabeza por haber sostenido las enseñanzas de Jesús y a causa de la palabra de Dios. Vi a todos los que se negaron a adorar a la bestia o su imagen, o a recibir su marca en la frente o en la mano. Volvieron a vivir y reinaron mil años con Cristo. Esta es la primera resurrección”

Reinar con Cristo durante mil años es equivalente a vivir, eternamente, en presencia de Dios en el Reino de los Cielos. Poder ver a Dios por toda una eternidad siempre será el máximo premio para todo hombre de buena voluntad. La belleza propia de toda la creación es, apenas, un anticipo de lo que es el paraíso celestial. Por eso, está escrito:

“Feliz y santo el que participa en la primera resurrección; contra éstos la segunda muerte no tiene ningún poder y, lo que es más, serán sacerdotes de Dios y de Cristo y con él reinarán mil años

La “segunda muerte” se refiere a la condenación eterna y definitiva en el infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Es una segunda muerte porque todo aquel que vive en pecado mortal ya está muerto en vida. Cuando el espíritu del impío abandona el cadáver ya nunca más vuelve a ver a Dios. Solamente, hasta el día del juicio final, los infieles vuelven a ver a Dios. En el día del juicio final todo será inútil porque los pecados y los crímenes se levantarán para acusar y sentenciar a todas las generaciones perversas que hayan existido desde el principio. Así será, porque así está escrito:

“Cuando se haga cuenta de sus pecados, se presentarán acobardados; sus crímenes se alzarán contra ellos para acusarlos”
Sabiduría 4, 20

Entonces el justo se presentará sin miedo, de pie frente a los que lo hicieron sufrir y se burlaron de sus penas. Al verlo, comenzarán a temblar de tanto miedo, asombrados por su salvación inesperada; y dirán arrepentidos, lamentándose con espíritu afligido: ‘Este es aquel del que nos burlábamos, al que insultábamos con nuestras ironías; su vida nos parecía una tontería y su muerte una humillación. ¿Cómo puede ahora estar entre los hijos de Dios? ¿Cómo ha llegado a tener parte en la recompensa de los santos? Es cierto que perdimos el camino de la verdad, el espíritu de justicia no fue nuestra luz, el sol verdadero no nos iluminó; seguimos hasta aburrirnos las sendas de la injusticia, anduvimos por desiertos donde no hay caminos, pero no fuimos capaces de conocer el camino del Señor. ¿De qué nos sirvió nuestro orgullo? ¿Qué provecho sacamos de tanta riqueza y vanidad?’ “
Sabiduría 5, 1 - 5

Los demás muertos no volvieron a vivir antes del término de los mil años

Después del Día de la Ira de Dios, Israel creerá en Cristo Jesús, Señor Nuestro. Todos los pueblos de la Tierra, incluyendo el pueblo judío, llevarán en su corazón el amor y el santo temor de Dios. Pasado un tiempo, y poco antes de la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo a la Tierra, el mundo verá el ascenso al poder del último anticristo. Este anticristo será el peor que haya existido desde la aparición del hombre sobre la Tierra. El anticristo engañará a muchos, haciéndose pasar por el Mesías. Muchos creerán en él. Muchos lo adorarán como Dios. Serán servidores del anticristo todos aquellos cuyos nombres no se hallen escritos en el libro de la vida del Cordero. La persecución contra la Iglesia será espantosa. Como en el antiguo imperio romano, muchos mártires sacrificarán su vida por el evangelio. Este maestro de la mentira reunirá a todos los ejércitos de la Tierra para sitiar y saquear a Jerusalén. Sin embargo, Dios, en su infinito poder y sabiduría, mandará a sus ángeles exterminadores para destruir a la bestia y al falso profeta. Lloverá fuego del cielo. Enormes granizos y piedras caerán sobre los ejércitos del anticristo. La bestia y el falso profeta serán capturados, enjuiciados y condenados. Luego vendrá un terremoto, como no lo hubo nunca jamás desde el principio de la creación, y llegará el fin del mundo. Entonces, se verá al Hijo del Hombre venir entre las nubes del Cielo, rodeado de la majestad de su gloria. Cristo vendrá como justo juez de vivos y muertos. Estas son algunas de las profecías sobre el fin del mundo, anunciadas en el antiguo y nuevo testamento.

“Hermanos, hablemos de la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor, y del día en que nos reunamos con él. Les ruego que no se dejen perturbar tan fácilmente. No se asusten como si fuera inminente el día del Señor; aunque se les anuncie por revelación o por una palabra espiritual o se les diga que nosotros mismos escribimos al respecto, no se dejen engañar de ninguna manera. Primero tiene que producirse la apostasía. Entonces aparecerá el hombre del pecado, instrumento de las fuerzas de perdición, el rebelde que ha de levantarse contra todo lo que lleva el nombre de Dios o merece respeto, llegando hasta poner su trono en el templo de Dios y haciéndose pasar por Dios ¿No recuerdan que se lo decía cuando estaba con ustedes? Además, saben lo que ahora detiene al misterio de la maldad, de manera que sólo se manifieste a su debido tiempo. Ya está obrando, pero falta que desaparezca el que lo retiene. Entonces se manifestará el Rebelde que el Señor ha de barrer con el soplo de su boca y al que destruirá en el esplendor de su venida. Al presentarse este sin-ley, con el poder de Satanás, hará milagros, señales y prodigios al servicio de la mentira. Y usará todos los engaños de la maldad en perjuicio de aquellos hombres que han de perderse, porque no acogieron el amor de la verdad que los llevaba a la salvación. Por eso Dios les dirigirá las fuerzas del engaño que los lleven a creer en la mentira; así llegarán hasta la condenación todos aquellos que no quisieron creer en la verdad y prefirieron quedarse en la maldad”
Tesalonicenses II 2, 1 - 12

“Entonces, si alguien les dice: Mira, el Cristo está aquí o allá, no le crean. Ya que aparecerán falsos mesías y falsos profetas, que harán señales y prodigios con el fin de engañar aún a los elegidos, si esto fuera posible”
San Marcos 13, 21 - 22

 “En realidad, son espíritus diabólicos que hacen cosas prodigiosas y se dirigen a los reyes del mundo entero; los van a reunir para la batalla del día grande de Dios, Señor del universo. ‘Cuidado que vengo como un ladrón; feliz el que se queda despierto y no se quita la ropa; así no tendrá que andar desnudo, y no se verán sus vergüenzas’. Los reunieron entonces en el lugar llamado Harmaguedón, en hebreo (o sea, monte Meguido)”
Apocalipsis 16, 14 - 16

“Y subirás contra mi pueblo Israel, a manera de nubes que cubren toda la tierra. Esto sucederá al final de los tiempos. Yo haré que vengas contra mi tierra, con el fin de que las naciones me conozcan; sí, tú me darás la oportunidad de manifestar a la vista de ellos que yo soy santo. Esto dice el Señor Yahvé: Tú eres aquel de quien yo hablé antiguamente por medio de mis servidores los profetas de Israel. Anunciaron en aquellos tiempos que yo te traería contra ellos. Dice el Señor: En aquel día en que Gog llegue a la tierra de Israel, desahogaré mi indignación y mi furor. Así lo decreté, lleno de celo y de encendida cólera. En aquel día habrá un terrible temblor en la tierra de Israel. Y temblarán ante mí los peces del mar, las aves del cielo, los animales del campo y todos los reptiles que se arrastran sobre la tierra, como también los hombres que hay en ella. Los montes se desmoronarán, caerán las rocas y todas las murallas se vendrán al suelo. Y llamaré contra él la espada, para defender a mi país y a mis cerros. Ellos se matarán unos a otros. Los castigaré con peste y con sangre; caerá una lluvia torrencial de piedras, granizo, fuego y azufre sobre él y sobre sus tropas y sobre los numerosos pueblos que se juntaron a él. Mostraré que yo soy grande y santo, y me daré a conocer a innumerables pueblos, los cuales sabrán en adelante que yo soy Yahvé”
Ezequiel 38, 16 - 23

El término “Gog” significa alto, gigante, jefe, techo, grande, exaltado, elevado. Para el pueblo hebreo, “Magog” es una palabra compuesta que traduce la tierra de Gog. En el libro del Génesis, Magog se identifica como el segundo hijo de Jafet. El historiador Flavio Josefo identificó, en efecto, a los descendientes de Magog como los escitas, un nombre usado en la antigüedad para los habitantes del norte del mar Negro. La arqueología ha descubierto testimonios de esta antigua cultura en los montículos funerarios de Ucrania y el sur de Rusia. Los actuales descendientes de los escitas son los pueblos rusos y ucranianos.

La palabra “Harmaguedón” se refiere al monte Megido, localizado en el valle de Jezreel. Megido es una colina de Israel situada a 90 kilómetros al norte de Jerusalén y a 31 kilómetros al sureste de la ciudad de Haifa. En tiempos antiguos, Megido era una ciudad que gozaba de una importante situación estratégica, puesto que era una de las estaciones principales en el camino que seguían los ejércitos desde Egipto hasta Siria. En el valle de Jezreel han ocurrido tres batallas importantes: En el siglo XV a.C, entre el ejército egipcio del faraón Tutmosis III y las fuerzas rebeldes cananeas; en el año 609 a.C, entre Egipto y Judea y más recientemente en el año de 1918, entre las fuerzas del imperio británico y el imperio otomano en el contexto de la primera guerra mundial.

La historia es circular y cíclica como la Tierra. La historia se repite una y otra vez. Domiciano, en su tiempo, era considerado, a la vez, como: Emperador y dios. El último anticristo será el hombre más poderoso del planeta y será adorado como dios y mesías. El antiguo emperador romano Domiciano fue un tirano cruel y paranoico, solamente comparable con Calígula o Nerón. La persecución iniciada por Domiciano contra la primitiva comunidad cristiana fue, simplemente, feroz. La última persecución contra la Iglesia, en tiempos del anticristo, será, sencillamente, brutal. Sabemos que en el siglo XV a.C, en el monte Meguido, ocurrió la primera confrontación armada del mundo sobre la que existen datos históricos detallados. En el fin del mundo, en el mismo monte Meguido, tendrá lugar el último de los enfrentamientos bélicos entre las fuerzas del anticristo y el pueblo de Dios. Entonces Gog, el rey de Magog, es decir el último anticristo, comandará los ejércitos de Rusia y sus aliados. Él reunirá todos los ejércitos del mundo en el valle de Jezreel para la batalla final contra el pueblo de Dios.  En aquel terrible momento, Dios, con mano poderosa, destruirá a la bestia, al falso profeta y a sus ejércitos infernales. Al igual que el emperador Domiciano, el anticristo será, al mismo tiempo, la bestia y el falso profeta. En este caso, en particular, los “diez cuernos”, descritos en el Capítulo XVII del libro del Apocalipsis, hacen referencia a los aliados del último anticristo en la batalla final contra el pueblo de Dios. Por eso, está escrito:

“Los diez cuernos son diez reyes que todavía no han recibido el poder, pero lo han de tener una hora junto a la bestia. Están todos de acuerdo para poner al servicio de la bestia su autoridad y sus fuerzas. Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá porque es Señor de señores y Rey de reyes; y junto a él vencerán los suyos, los que fueron llamados y elegidos y le son fieles“
Apocalipsis 17, 12 - 14

“En cuanto a los diez cuernos y a la misma bestia, cobrarán odio a la prostituta, la arruinarán hasta dejarla desnuda, comerán sus carnes y la consumirán por el fuego. Dios se vale de ellos para lograr lo que él quiere; con esta intención les ha inspirado que pongan sus fuerzas al servicio de la bestia hasta que se cumplan las palabras de Dios”
Apocalipsis 17, 16 - 17

“Entonces vi a la bestia junto a los reyes de la tierra y sus ejércitos; estaban reunidos para combatir al que monta el caballo blanco y a los de su ejército. Pero la bestia fue capturada y también el falso profeta. Este es el que hacía maravillas al servicio de la bestia, con las cuales engañaba a los que recibieron la marca de la bestia y a los que adoraron su estatua. Los dos fueron arrojados vivos al lago de fuego de azufre ardiente”
Apocalipsis 19, 19 - 20

“Y cuando se cumplan los mil años Satanás será liberado de su prisión, saliendo a engañar a las naciones de los cuatro extremos de la tierra, a Gog y Magog. Los juntará para la guerra y su número será tan grande como las arenas de la orilla del mar. Invadieron el país y cercaron el campamento de los santos, la ciudad muy amada. En ese momento, bajó el fuego del cielo y los devoró. Entonces el diablo, el seductor, fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde ya estaban la bestia y el falso profeta. Su tormento durará día y noche por los siglos de los siglos”

Después del fin del mundo nada quedará, todo será consumido. El mundo, tal como lo conocemos, desaparecerá. Esto es una promesa de Dios, como está escrito:

Pasarán el cielo y la tierra, pero mis palabras no pasarán”
San Mateo 24, 35

“Después tuve la visión del Cielo nuevo y de la nueva Tierra. Pues el primer cielo y la primera tierra ya pasaron; en cuanto al mar, ya no existe”
Apocalipsis 21, 1

“Después vi un trono espléndido, muy grande, y al que se sentaba en él, cuyo aspecto hizo desaparecer el cielo y la tierra sin dejar huellas”

Todos, sin excepción, seremos juzgados en el amor. Dios nos juzga, individualmente, en el momento de la muerte. En el fin del mundo Jesucristo vendrá de nuevo para juzgar a vivos y a muertos. El último juicio será el balance definitivo. En el juicio final se realizará el gran censo universal de los salvados y los condenados. Unos resucitarán para la vida eterna, otros lo harán para ser sentenciados al lago de fuego y azufre por toda una eternidad. El ser humano tiene dos juicios. En el primer juicio, en el momento de la muerte, el hombre es juzgado por Dios. En ese momento, el espíritu ya sabe cual será su destino eterno y definitivo. En el último día, Jesucristo, como justo juez, realizará el juicio universal donde será confirmado el destino final e individual de todo hombre y toda mujer que hayan existido desde el comienzo del mundo. Todas las naciones verán la justicia divina. Todas las iniquidades saldrán a la luz. Los hombres sabios, aquellos guías espirituales que proclamaron fielmente el evangelio, brillarán como las estrellas del cielo. Los necios e infieles desearán no haber nacido cuando se confirme su sentencia final y definitiva. Unos serán llevados al Cielo, otros serán arrojados al abismo. Así será, porque así está escrito:

“Los muertos, grandes y chicos, estaban de pie ante el trono. Se abrieron unos libros, y después otro más, el libro de la vida. Entonces los muertos fueron juzgados de acuerdo con lo que está escrito en los libros, es decir, cada uno según sus obras

Dios se revela a los hombres a través de comparaciones. Jesucristo nos muestra el rostro amoroso del Padre mediante parábolas. Medir es comparar una unidad contra una dimensión semejante a la misma unidad. En primer lugar, Dios abre las sagradas escrituras para leer sobre el perfecto cumplimiento de los diez mandamientos, a la luz del amor y el evangelio. En segundo lugar, Dios abre el libro de la vida de cada ser humano para revisar el comportamiento de vida de cada individuo. Por último, Dios mide la espiritualidad de cada persona de acuerdo a la comparación de los dos libros: “Se abrieron unos libros, y después otro más, el libro de la vida”. Así, cada uno será juzgado por las obras que haya realizado durante su corta vida terrenal. El capítulo XX del libro del Apocalipsis finaliza de la siguiente manera:

“El mar devolvió los muertos que guardaba, y lo mismo la muerte y el lugar de los muertos, y cada uno fue juzgado según sus obras. Entonces la muerte y el lugar de los muertos fueron arrojados al lago de fuego. En esto consiste la segunda muerte: el lago de fuego. Todos los que no se hallaron inscritos en el libro de la vida fueron arrojados al lago de fuego

El término “mar” se refiere al mundo creado por Dios. Esta es una forma de saber que en el último día serán juzgados los vivos y los muertos: “El mar devolvió los muertos que guardaba”. El “lugar de los muertos” se refiere a los espíritus inmundos que habitan en el infierno. En el juicio final se verá como todas las legiones de ángeles caídos, demonios y almas condenadas son arrojadas al lago de fuego y azufre ardiente. El pecado es tan antiguo como el diablo. Por el diablo entró el pecado al mundo. Por el pecado entró la muerte al mundo. La escritura afirma que el último enemigo en ser destruido por Dios será “la muerte”. El pecado está representado, especialmente, por el diablo. El diablo y  “la muerte” son una misma cosa. Esta es la razón, por la cual, está escrito:

“Luego vendrá el fin, cuando Cristo entregue a Dios Padre el Reino, después de haber destruido toda grandeza, dominio y poderío enemigos. Porque él tiene que reinar hasta que haya puesto bajo sus pies a todos sus enemigos. El último enemigo destruido será la muerte; según dice la Escritura: Dios ha sometido todo bajo sus pies”
 I Corintios, 15, 24 - 25

“Entonces el diablo, el seductor, fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde ya estaban la bestia y el falso profeta. Su tormento durará día y noche por los siglos de los siglos”

Señor Padre Todo Poderoso y Eterno permite la conversión de los pecadores de este mundo. Dadnos santos sacerdotes, santos religiosos y laicos santos comprometidos con tu Iglesia. Te lo pido por los méritos de la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, quien vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

PRÓLOGO

ANTECEDENTES HISTÓRICOS E INTERPRETACIÓN

CAPÍTULO I - Versículos Uno al Tres: COMIENZO DEL APOCALIPSIS

CAPÍTULO I - Versículos Cuatro al Ocho: SALUDO A LAS IGLESIAS DE ASIA

CAPÍTULO I - Versículos Nueve al Once: PRESENTACIÓN DE JUAN A LAS IGLESIAS

CAPÍTULO I - Versículos Doce al Veinte: VISIÓN DE JUAN DE JESUCRISTO GLORIOSO Y RESUCITADO

CAPÍTULO II - Versículos Uno al Siete: MENSAJE A LA IGLESIA DE ÉFESO

CAPÍTULO II - Versículos Ocho al Once: MENSAJE A LA IGLESIA DE ESMIRNA

CAPÍTULO II - Versículos Doce al Diez y siete: MENSAJE A LA IGLESIA DE PÉRGAMO

CAPÍTULO II - Versículos Diez y ocho al Veinte y nueve: MENSAJE A LA IGLESIA DE TIATIRA

CAPÍTULO III - Versículos Uno al Seis: MENSAJE A LA IGLESIA DE SARDES

CAPÍTULO III - Versículos Siete al Trece: MENSAJE A LA IGLESIA DE FILADELFIA

CAPÍTULO III - Versículos Catorce al Veinte y dos: MENSAJE A LA IGLESIA DE LAODICEA

CAPÍTULO IV: LA GLORIA DE DIOS PADRE TODO PODEROSO

CAPÍTULO V: LA ENTRADA DEL CORDERO A LA GLORIA DE DIOS

CAPÍTULO VI - Versículos Uno al Ocho: LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS

CAPÍTULO VI - Versículos Nueve al Once: EL CLAMOR DE LOS SANTOS MÁRTIRES

CAPÍTULO VI - Versículos Doce al Diez y siete: EL DÍA DE LA IRA DE DIOS Y EL FIN DEL MUNDO

CAPÍTULO VII: LA MULTITUD DE LOS SALVADOS

CAPÍTULO VIII: EL TOQUE DE LAS CUATRO PRIMERAS TROMPETAS DEL APOCALIPSIS

CAPÍTULO IX: EL TOQUE DE LA QUINTA Y SEXTA TROMPETA DEL APOCALIPSIS

CAPÍTULO X: LA PROCLAMACIÓN DE LA SANTA PALABRA DE DIOS

CAPÍTULO XI - Versículos Uno al Catorce: LOS DOS TESTIGOS DEL APOCALIPSIS

CAPÍTULO XI - Versículos Quince al Diez y nueve: EL TOQUE DE LA SÉPTIMA TROMPETA DEL APOCALIPSIS

CAPÍTULO XII: LA MUJER Y EL DRAGÓN

CAPÍTULO XIII: LA BESTIA Y EL FALSO PROFETA

CAPÍTULO XIV: LOS CIENTO CUARENTA Y CUATRO MIL EN EL MONTE SIÓN

CAPÍTULO XV: LAS SIETE COPAS

CAPÍTULO XVI: LAS PROFECÍAS DE LAS SIETE COPAS DEL APOCALIPSIS

CAPÍTULO XVII: BABILONIA, LA GRAN PROSTITUTA

CAPÍTULO XVIII: LA CAÍDA DE LA GRAN BABILONIA

CAPÍTULO XIX: LOS CANTOS EN EL CIELO Y EL TRIUNFO DEL VERBO DE DIOS

CAPÍTULO XX: LOS MIL AÑOS Y EL ÚLTIMO JUICIO

CAPÍTULO XXI y CAPÍTULO XXII: LA NUEVA JERUSALÉN Y EL FINAL DEL APOCALIPSIS

LAS PROFECÍAS DEL FIN DEL MUNDO